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Mostrando entradas de marzo, 2022

LA CASA DE LA AZUCARERA

 Ana salió a dar un paseo por el barrio de la Estación. Llevaba toda la tarde estudiando y necesitaba estirar las piernas y de paso sacar a la perra. A esas horas la temperatura era muy baja y aceleró la marcha al ritmo de la música que iba escuchando en los auriculares de su móvil para entrar pronto en calor. Sus pasos la llevaron hasta la carretera principal y en lugar de subir hacia su izquierda y pasar la vía se dirigió a la Iglesia. El ángel negro de la fachada estaba levemente iluminado por la luz mortecina de una farola que sombreaba las partes que no recibían la claridad de la misma.  No le hacía mucha gracia caminar por el arcén ya que los coches pasaban a veces a gran velocidad así que cruzó al otro lado donde se levantaba la enorme mole de la chimenea de la antigua azucarera. Pensó que con un par de vueltas alrededor del recinto completaría los diez mil pasos programados para la jornada. Justo a su izquierda estaba la casa abandonada, que, a pesar de su deterioro, m...

¡ESTAMOS LOCOS!

Pensaba que lo había visto todo en estos dos eternos años de pandemia, pero estaba muy equivocada. Todavia me quedaba la penúltima sorpresa para rememorar aquellos días en pleno confinamiento en que íbamos a comprar al supermercado y llorábamos porque no había papel higiénico doble capa. Esta tarde, como casi todos los viernes, me he dejado caer por el Mercadona para hacer la compra semanal. Ya aparcando veo pocos sitios libres: “Esta tarde nos dan las tantas”, pienso. Empieza la excursión. Las colas para pagar entorpecen mi camino, por lo que voy dejando el carro en los aparcamientos de carros que veo. Que existen de verdad, ¿eh?,  y voy recorriendo los pasillos por orden. A la segunda recurva me viene un dejá vu: ¡esto ya lo he vivido! Muchas estanterías vacías como si fueran los restos de un atraco. “¡El papel del váter!”, me viene a la mente. Voy a una velocidad anormal buscando el objeto de mi deseo y ¡uf!, no está agotado. Y me paro a pensar: “si no me hace falta”. Pero como ...