SUCEDIÓ EN LA CALAHORRA Mediaba mayo del año 1930. Doloricas se levantó temprano como cada día. Comió las gachas que Mama Chica había preparado para toda la familia, de la que ya habían dado cuenta los hombres de la casa que habían partido bastante antes para el campo. Como todos los días, la niña se fue a la escuela: era de las pocas afortunadas que no conocía aún el trabajo duro debido a su tierna edad. Y como siempre, volvió a la casa a la hora de comer. Por la tarde no iba a clase, asi que pasó el tiempo jugando con las vecinas y acompañando a sus hermanas cuando éstas se pusieron a coser sus ajuares en aquella tarde primaveral cada vez más larga. De pronto, la niña Doloricas cayó redonda al suelo. A los gritos de las mocicas acudió todo el vecindario y se encontraron a la chiquilla desfallecida y sin dar señales de vida. Por más zarandeos y palmadas que le dieron no volvió en sí. Diligentes, las vecinas, la metieron en el dormitorio principal. Allí la vistieron con el ú...
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Mostrando entradas de noviembre, 2022
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IN MEMORIAM Tus recuerdos se esfuman, se disuelven. Se vuelven opacos. Los nombres se mezclan, ¿Tú quién eres? Has preguntado. A tu esposa la llamas hija y a tu hijo, hermano. Pero recuerdas a tu primo, los juegos de niños y los días en el campo. Como consuelo, tu sonrisa. Para los otros, el desconsuelo y el llanto.
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LA VIUDA El duelo. Así llaman a ese estado de tristeza, melancolía y soledad que sobreviene a la pérdida de un ser querido. Y al recuerdo. Ella no reconocía tal vocablo, lo único que sabía es que la casa estaba vacía sin él. Que en su cama se había asentado un frío insufrible y que sus oídos sólo escuchaban un pitido sordo y continuo: el sonido del silencio. ¿Cómo una persona tan pequeña como su Manuel podía haber dejado un vacío tan grande? Quería creer que Dios se lo había llevado porque era su designio, que le había llegado su hora… pero no le servía de consuelo. Durante el día ocupaba su tiempo en los quehaceres de la casa, que consistían en limpiar sobre limpio, y sólo así colocaba la mente en un lugar seguro. Pero en las noches, cuando la oscuridad se colaba por las rendijas de las ventanas, de las puertas y del propio corazón, se le venía la casa encima. Ni ganas de comer tenía. Cualquier cosa era buena para engañar al estómago y su existencia se había tornado e...