EL ÁNGEL JUGUETÓN
Llevaba varios días insistiendo con que quería darse una vuelta por la Tierra, pero Dios no le daba permiso. El pobre angelillo no lo entendía; pensaba que era discriminatorio que a él, precisamente a él, que era más apañado que las antiguas pesetas, no lo dejaran pasear un poco fuera del Cielo. “Siempre con la misma cantinela- se decía para sus adentros -que si soy joven, que si la experiencia, que no tengo oposiciones, bla, bla, bla. Una noche de estas me escapo y me dejo caer por allí” No pasó mucho tiempo cuando llegó a sus oídos una conversación de dos ángeles veteranos sobre una visita a un pueblo del sur. Decían que se trabajaba bien como Ángel de la Guarda y además, se estaba en la gloria, casi como en el mismo Cielo. ¡Qué mejor lugar para estrenarse! Ni corto ni perezoso sacudió sus alas y antes de que se pusiera el sol ya estaba en Guadix, que así se llamaba el pueblo. Aquellos ángeles se quedaron cortos en alabar el lugar. Una preciosa luz dorada bañaba los edific...