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Mostrando entradas de febrero, 2023

¿DÓNDE ESTÁS, AMOR?

Cupido estaba que le iba a dar algo. En los últimos tiempos no daba una a derechas. Las parejas que atravesaba con sus doradas y amorosas flechas duraban menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Ese angelote, antaño rubito y rechoncho, estaba ahora más seco que la mojama y unas canas traicioneras le sobresalían tiesas por encima de su suave melena.  “El estrés, que es muy malo”, le decía su archienemiga, la diosa Diana. Y tenía que darle la razón, ¡con lo que él había sido, que donde ponía el ojo, iba la flechita y "zas", amor a primera vista! "Será cosa del arco, que está desequilibrado" , pensaba para sí. Y lo llevó al herrero de gladiadores para que lo pusiera a punto. La primera prueba consistía en unir un mozalbete bien plantado y una chica dulce y estudiosa: éxito asegurado en otros tiempos, ahora fracaso rotundo.  Visitó al oftalmólogo sospechando que podría ser culpa de la vista. - ¡Ni pensarlo! Yo no me pongo gafas. - Cupido, es normal tener un poc...

MONÓLOGO DE LAS ABUELAS

  “¡Hay que ver el airazo que hace! Es que me tiene loquita. Mira que el frío me sienta mal para la artrosis, pero este aire es insoportable. No se puede vivir. ¡Y ya van tres días! Como esto siga así me estoy viendo otra vez en Urgencias. Ya ves tú para que leches va una al médico, que lo único que hacen con los mayores es mandarnos Nolotil y el "Ibufreno" ese. Y el protector para el estómago, que esa es otra, que dicen que no es bueno tomarlo muy seguido. Yo aguanto mucho antes de tomar tanta pastilla y me voy apañando con pañitos mojados de alcohol puestos en la frente, como si estuviera.  “aporreá”. Lo de los médicos lo veo hasta normal, porque ya me dirás tú para que estamos los viejos en este mundo si no es para estorbar. Yo le pido a Dios, que como eso de morirse hay que hacerlo, que sea durmiendo; acostarme y no amanecer. Para que vivir penando y haciendo penar. Menos mal que tengo el botón este colgado en el pecho, que quieras o no, algo de tranquilidad nos da. La mu...

SAN BLAS (1986)

  Iban a dar las cuatro y media de la tarde y la placeta de Santo Domingo bullía de gente. El ambiente ya estaba cargado del olor a cera derretida y aún no había salido el Santo a la calle. La mayoría de la concurrencia eran madres con su prole, por lo que los gritos de la chiquillería resonaban en la plaza pero no como ruido molesto, sino más bien alegre y jovial. Algunas mujeres de más edad quemaban ya las velas, formando riachuelos de cera líquida que corrían cuesta abajo y que en pocas horas se convertirían en una costra difícil de eliminar. - Mama, ¿no te puedes esperar a que salga la procesión para encender las dichosas velas? - Claro, para que luego se queden enteras y las venda el cura. Tengo promesa de quemar seis velas a San Blas para que nos libre la garganta y eso estoy haciendo. - Pa ti el duro -le respondía la hija dejando como imposible a la madre, que todos los años hacía lo mismo. Las andas ya estaban en la puerta de la Iglesia. Todos, grandes y chicos, comenzaron ...