TARDE DE SÁBADO
Llevaba toda la tarde del sábado viendo series. Se había propuesto liquidar por segunda vez La casa de papel ese fin de semana, en plan sofá, manta y comida basura sin remordimientos. Iba por el tercer episodio de la maratón cuando un hastío enorme le sobrevino de pronto. En el mismo momento en que le dio al botón de detener le llegó la idea como una iluminación; sólo necesitaba el traje negro. Ese que le regaló su madre cuando se graduó y que lo mismo le hacia el apaño para fiestas como para entierros, cambiando únicamente la corbata o prescindiendo de ella en casos más informales, y la camisa, unas veces blanca, otras celeste, así parecía que nunca repitiera atuendo. Esta vez eligió camisa blanca y corbata estrecha color granate. De tal guisa se presentó en el restaurante justo cuando la copa de bienvenida estaba en su pleno apogeo. El truco estaba, descubrió pronto, en actuar con naturalidad. Moverse entre las altas mesas rebosantes de copas ya vacías y picotear de las intermin...