LA OTRA
Ella era la otra. La maldita impostora.
La que se interpuso y rompió un matrimonio; la que destrozó algo que era para siempre ¿o no era así el cuento?
Desde el principio le colgaron el sambenito de la culpa.
Nadie pensó por un instante que había otro en la ecuación que era tan culpable o más que ella.
Si algo tenía que reprocharse a sí misma era haberse enamorado ciegamente de la persona equivocada.
En todos esos años sólo recibió las migajas de un amor a medias correspondido, mientras ella lo dio todo.
Hacía tiempo que olvidó las promesas de divorcio, de emprender una vida juntos, compartir una felicidad a tiempo completo. Y dejó de creer en el amor.
Cada 14 de febrero se convirtió en el día más triste del año, pues sabía que nadie le regalaría flores, ni bombones, ni siquiera unas palabras bonitas.
Ese día no habría nada para ella, ya que sólo era "la otra".
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