DÍA DEL PADRE

Ese viernes, la maestra llegó a clase con un montón de cartulinas de colores variados y botes de purpurina.

Se acercaba el Día del Padre y había pensado que sería un buen regalo hacer una tarjeta al progenitor de cada cual.

La clase brincó de entusiasmo, excepto Raquel, que se mantuvo sentada en su sitio cabizbaja. La seño siguió con las instrucciones mientras repartía las tarjetas.

- Podéis dibujar lo que querais y utilizar la purpurina. Lo más importante es la frase que pondréis, aquí, en esta parte, como por ejemplo : "gracias por contarme historias” o “eres el mejor padre” o simplemente un ”te quiero”.

Cuando llegó a la altura de Raquel se percató que este trabajo suponía hacerle pasar un mal rato a la chiquilla, asi que se acercó y le dijo al oído: "tú escribe lo que te dice el corazón”.

Raquel cogió la tarjeta con manos temblorosas y pensaba para sí. ¿A quién le voy a regalar esto, si mi padre no viene a verme ni mi madre me deja ir a verlo?

A pesar de ello, recordó las palabras de su maestra y empezó a decorar la cartulina blanca que le había tocado.

En la portada dibujó un corazón que lo pondría de purpurina verde y en el interior, pintó una moto con dos personas subidas como cuando su padre la paseaba de pequeña y en las esquinas, mariposas volando.

Casi sin proponérselo le quedó una tarjeta preciosa. Ahora faltaba lo más difícil, como hacérsela llegar a su padre sin que su madre se enterara.

No entendía porqué la alejaban de él; le decían que cuando fuera mayor lo comprendería, pero

ya tenía diez años y no era capaz de asumir que su padre no se acercara a ella y que no pudieran pasar algún fin de semana juntos, como otros niños de padres divorciados.

La clase estaba acabando. De pronto, Raquel cayó en la cuenta que su amiga Laura vivía en la misma calle que su padre, ¿le haría el favor de dársela?

Solo faltaba la frase. La prisa no le dejaba pensar y rápido escribió lo primero que le dictó su corazón y puso la tarjeta en la mano de su amiga.

Ese domingo, el hombre leía con lágrimas en los ojos lo que su hija le habia escrito: "Te quiero en mi vida, papá”