EL CENTRO COMERCIAL
Iban a dar las cinco. Hoy se le había hecho tarde y aceleró el paso a lo que le daban sus cansadas piernas. No perdió tiempo con los escaparates, total, no tenía ninguna intención de comprar cosa alguna, para eso tenía el mercadillo de los sábados y sus tiendas del barrio. Se dirigió directamente a la zona del supermercado: era el momento de la merienda y sabía los lugares estratégicos donde las marcas promocionaban sus productos; allí podría echarse algo al buche y saciar un poco el hambre hasta la hora de cenar. El nuevo sabor de un zumo de los caros y embutidos tocaron esa tarde. Las muchachas ya la conocían y a veces le daban ración doble. Bueno era. Siguió por los pasillos de productos de limpieza y esta vez consiguió unas muestras de champú y acondicionador. Menos da una piedra, pensó. Y salió sin comprar nada. De ahi fue al baño. Sacó papel higiénico para un par de días, enrollándolo en un rollo vacío que llevaba y recargó un botecito del dispensador de gel hidroalcoh...